“Las fotos del verano no contaban todo”
«Ese verano subí muchas fotos. Playa, mojitos, puestas de sol. Recibí comentarios como: ‘¡Qué envidia!’ o ‘¡Qué feliz te veo!’
Nadie sabía que justo después de hacer clic, me encerraba en el baño a llorar.»
Las redes sociales cuentan historias de felicidad, descanso y diversión. Especialmente en verano, cuando todo parece invitar a la alegría: los días son más largos, el sol brilla con más fuerza, y hay una presión silenciosa por disfrutar al máximo.
Pero, ¿qué pasa cuando esa felicidad no llega?
¿Qué ocurre si, mientras el mundo celebra el verano, tú solo sientes ganas de desaparecer?
Depresión en verano: una realidad silenciosa
Aunque solemos asociar el verano con el bienestar emocional, muchas personas experimentan justo lo contrario. La tristeza, la apatía o el vacío no desaparecen con el calor. A veces, incluso se hacen más intensos.
Esto puede deberse a varios factores:
- Pérdida de rutinas: El cambio de ritmo puede desorganizar hábitos que sostenían el equilibrio emocional.
- Presión social por disfrutar: Sentir que deberías estar bien y no lograrlo genera culpa o desconexión.
- Soledad: Los planes de grupo o los viajes pueden aumentar el sentimiento de exclusión si no te sientes acompañado.
- Expectativas no cumplidas: Se espera que el verano sea perfecto, y cuando no lo es, la decepción pesa más.
En algunos casos, incluso puede aparecer lo que se conoce como trastorno afectivo estacional de verano, una forma menos común del TAE que se activa en los meses cálidos, generando irritabilidad, insomnio, fatiga y tristeza.
No todo lo que brilla en redes es felicidad
Vivimos tiempos en los que compartimos solo fragmentos de nuestra vida. Y el verano, con sus paisajes y sus luces, se presta especialmente a mostrar lo bonito. Pero eso no significa que todo el mundo esté bien. Muchas personas están sufriendo en silencio mientras suben fotos con filtros y hashtags felices.
Y aquí está el problema: la comparación. Si tú no te sientes bien, pero ves a todos disfrutar, es fácil pensar que hay algo mal en ti. Que no encajas, que estás fallando.
Pero la realidad es que no eres el único. No estás solo. Y no hay nada roto en ti por no poder disfrutar del verano.
Cuidarte también es válido en vacaciones
Si este verano estás atravesando un momento difícil, permítete sentir.
No tienes que tener energía todo el tiempo. No tienes que llenar cada día de planes. Está bien parar. Descansar de verdad.
Y, sobre todo, hablar de lo que sientes. La salud mental también necesita espacio en verano.
Si lo necesitas, pide ayuda
Buscar apoyo psicológico no tiene fecha en el calendario. No es algo que se pospone hasta septiembre. Si notas que la tristeza no desaparece, que te cuesta dormir, que has perdido el interés en lo que antes te gustaba o que simplemente necesitas acompañamiento emocional, pedir ayuda es un acto de autocuidado.
La salud mental no se toma vacaciones. Y tú tampoco tienes que hacerlo solo 🩷